HISTORIA ESCRITA POR
MATÍAS MADERA, alumno de 1º1 Junio de 2013
En 1925 el niño ya
adolescente vivía en una estancia en el campo y trabajaba llevando
rocas y metal cargándolos. Él me contó después que al dormir se
escuchaba el espíritu de un joven cabalgante que había muerto
durante esos años. Se le escuchaba mientras se tomaba mate y
relinchaban los caballos.
Él dudando salió a ver
pero no había nadie, pero el ruido cambió a los lejos y un llanto
sonó fuertemente. Él rápidamente fue. Pero al ver una mujer de
blanco llorando con sangre en la cara rápidamente dio vuelta el
caballo y fue a toda velocidad pero apareció esa muchacha joven con
la cara destruida y sangrando.
Él y su caballo cayeron a un charco.
Luego, despertó en el campo seco y el caballo no estaba.
Esta es la historia de
Fructuoso Madera.
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TEXTO ESCRITO POR VICTORIA
OLVEIRA, alumna de 1º2
Después, una mujer los
ayudó y les consiguió un terreno. Luego mi abuela lo pagó, se
hicieron una casa con un cuarto grande, baño y cocina. Eran ocho
hermanos y más el padre y la madre eran diez personas en una casa.
Los padres dormían en una cama de una plaza y tenían dos cuchetas.
Dormían dos en cada cama.
Después de un tiempo
todos se compraron e hicieron una casa en la cual hicieron sus
familias y en el día de hoy están todos en sus casas felices.
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TEXTO ESCRITO POR GLADYS
MOLL, alumna de 1º2
En esa época la zona no
era tan poblada, no existían grandes ciudades.
Mi abuela me contó que
la gente cuando salía a la calle, salía con seguridad pues esa
época no es la que hoy vivimos todos. Hoy día las cosas son nuevas,
no son iguales a las cosas de antes. En el día de hoy hay más
tecnología, más innovación y mucha más creatividad pero menos
solidaridad que en los tiempos de mi abuela.
A pesar de todo, en el
tiempo de mi abuela todo fue mucho más bello que ahora.
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